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* 2 años: mortandad, renuncias y más pobreza * Los otros datos de la encuesta de AMLO: 47% peor con la 4T

Por Martha Elba Torres Martínez

¿Qué distingue al humano del resto de las especies que pueblan este planeta? Que tiene conciencia de sí mismo como ser racional, capaz de discernir sobre su entorno y realidad. Todas y todos tenemos ese don. Que unos lo desarrollen más que otros, esa es otra cosa. Pero todos pensamos y razonamos.

Por eso el esfuerzo cotidiano de López Obrador por mantener a flote la ideologización de su constructo de la 4T, cuyas bases -acaba de asegurar- “ya están sentadas”. Y vaya que se ven y se sienten: la violencia criminal desbordada -68 mil homicidios y feminicidios-; un millón de negocios quebrados; decrecimiento económico y más pobreza.

Y vaya también que hay justicia divina. Se sintió semidios y el Covid lo exhibió como el peor gobernante que nos podía tocar en el peor momento: México ocupa el tercer lugar con mayor número de fallecimientos a nivel mundial. La pandemia esta totalmente fuera de control, con un promedio en los últimos días, de 800 muertos cada y más de 8 mil contagios cada día.

Si todo va muy bien, como narra, ¿por qué también tantos cadáveres políticos en solo dos años? Al menos nueve renuncias de su funcionariado de alto nivel. La más reciente, Alfonso Romo, que deja la Coordinación de la Oficina de la Presidencia, área que desaparece por evidentemente inútil. Todos habíamos apostado por el retiro del florero Olga Sánchez, pero le sigue faltando valor.

Toc toc: ¿Hay alguien al frente de la supuesta estrategia de seguridad? Rosa Isela Rodríguez asumió la titularidad del sector desde el 30 de octubre y dizque enfermó de Covid. Es fecha que no asoma la cara ante la violencia criminal desatada y no se le ve por ningún lado.

Las renuncias de tantas funcionarias y funcionarios tienen un común denominador: recuperar la dignidad ante la mentira más grande que pudieron enfrentar en sus vidas y orquestada desde Palacio Nacional y ya no ser parte de la farsa, que en su momento pasará factura.

Carlos Urzúa renunció el 9 de julio de 2019; Germán Martínez dejó el IMSS en mayo de ese año; Guillermo García Alcocer, el 3 de junio salió de la presidencia de la de la Comisión Reguladora de Energía (CRE).

El 19 de junio de 2020, Mónica Maccise Duayhe dijo adiós a la presidencia del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), así como Mara Gómez Pérez, de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV). Ese mismo día, Asa Ebba Christina Laurell se retiró de la Subsecretaría de Integración y Desarrollo de la Secretaría de Salud, por sus fuertes diferencias con el secretario Jorge Alcocer, por el mal manejo de la pandemia.

El 22 de julio, el polémico Javier Jiménez Espriú salió de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), por su desacuerdo con la entrega del control marítimo y aduanal a la Semar y la Sedena.

Víctor Manuel Toledo renunció el 2 de septiembre a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales y su razonamiento no pudo ser más elocuente con la realidad: la 4T solo está en la mente de López Obrador y el gabinete solo es la arena de la lucha por el poder. Para el 22 de ese mes, Jaime Cárdenas García denunció la corrupción que priva en el Instituto Para Devolverle al Pueblo lo Robado. Tan enterado estaba el Presidente, que ni siquiera se investigó y menos sancionó a los responsables.

Este miércoles 2 de diciembre, Alfonso Romo deja la Coordinación de la Oficina de la Presidencia. Amlo quiso disfrazar la renuncia con un acuerdo entre amigos, de solo dos años de servicio. Nadie lo creyó. El empresario ya daba síntomas con sus últimas declaraciones, al cuestionar la estrategia de seguridad, las barreras del gobierno a la inversión extranjera y la gota que derramó el vaso: “no podemos manejar un país que está decreciendo alrededor de 9 por ciento, como si estuviera creciendo al 9 por ciento”….

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“Si las empresas quiebran, pues que quiebren y que cada dueño asuma su responsabilidad”, respondió así López Obrador el 7 de mayo, a las súplicas del empresariado de apoyo ante la crisis económica que desató la pandemia.
Pues sí. Poco más de un millón de negocios del país también murieron.

De acuerdo al estudio sobre la Demografía de los Negocios (EDN) 2020 publicado por el Inegi en la víspera, de las 4.9 millones de empresas micro, pequeñas y medianas que había en el 2019, sobrevivieron 3.85 millones, es decir, un millón 10 mil 857 establecimientos (20.81 por ciento) cerraron sus puertas definitivamente.

Los estragos en el empleo: casi 3 millones de personas dejaron de trabajar, mientras que los negocios sobrevivientes tuvieron una disminución de 1.15 millones de empleados. En total se perdieron 4.12 millones de puestos de trabajo.

Evidentemente, los más afectados son los que se ubican en edad productiva y por tanto no reciben programas sociales. Otro dato que confirma la muerte laboral para muchos, son los más de dos mil millones de pesos que desocupados por las crisis de salud y económica, han retirado de sus fondos de retiro en los últimos seis meses, lo que afectará desde luego, sus pensiones a futuro…

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Pero entonces, ¿qué es lo que realmente lo importa a López Obrador? El poder por sí mismo, no para poder hacer algo por la nación sino para disfrutarlo en toda su magnificencia.

Lo vimos con su encuesta del 1 de diciembre, de la que presumió que 71 por ciento de los entrevistados -no exhibe vitrina metodológica- están con que continúe como la Presidente y con eso se queda.

La muestra de 2,500 cuestionarios aplicados, no es representativa, pues 75 por ciento se ubicó en segmento sociodemográfico bajo, 22 por ciento medio y solo 2.5 por ciento alto.

Un indicador, totalmente fuera de los márgenes referenciales en cuanto al resto de las preguntas. El más aproximado: el 61 por ciento que rechazó participar en el sondeo. Tantas pinche encuestitis ¿y de qué sirve?
En cuanto a simpatía con algún partido, otorga 5 por ciento al PRI; 8 por ciento al PAN; 1 por ciento al PRD; 0.6 por ciento a su aliado PT, y Morena se alza con 31 por ciento. Lo mejor es que 44 por ciento no simpatiza con ninguno y 9 por ciento no contestó. Si esto no le da ñañaras a López y los guindas, entonces no se qué.

Interés en la política: mucho, 20 por ciento; poco, 30 por ciento; algo, 22 por ciento; nada 26 por ciento.
¿Cómo ve su situación actual?: 47 por ciento, peor y 39 por ciento, igual. Ilógico: a quien le esta yendo peor, cómo pudo responder ´si, que continúe como Presidente´.

Hasta para truquear encuestas, hay que saber…

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