Por: Helena Cintora
Morelia Michoacán a 17 de Diciembre de 2020. Las alianzas electorales son prácticas políticas basadas en acuerdos entre fuerzas opuestas, no siempre en lo ideológico, que generan un mensaje ambiguo y nada claro a la ciudadanía, ¿Cuál es la razón de su unidad repentina?, ¿Son débiles en lo individual, el enemigo es tan fuerte?.
Una coalición apuesta a ganar por la suma del voto de todos sus militantes y la elección del personaje que los representará no siempre es la más certera, optar por el menos malo, por el más protagónico, por el que más likes ha comprado, puede ser la causa de la extinción de la alianza y lejos de ganar sufragios, puede incomodar y alejar a sus seguidores.
En esta suma de partidos, existe una negociación en la que todos deben ganar algo, candidaturas, espacios públicos, etc. Llegamos así a un escenario de coaliciones de compromiso, donde unos dependen de los votos de los otros. Las organizaciones políticas que no requieren de alianzas, tienen un margen de maniobra más amplio y pueden tomar decisiones más certeras.
No todos los militantes están de acuerdo en ser amigos de sus históricos contrincantes, de que los votos que durante años han trabajado de casa en casa, ahora sean a favor de otro color y en la repartición del «pastel» mientras más involucrados haya, menos les tocará; además de ver los colores de su «camiseta» mezclados con los del equipo contrario en logotipos nuevos y propaganda.
Un argumento sin fondo es que se abanderen con buscar un perfil ciudadano, ¿Cuál es la diferencia real entre uno político y uno social?, ganando o perdiendo no existe ninguna, es un buen elemento discursivo para no herir más susceptibilidades de afiliados, ganar la empatía de la gente y evitar que un partido sobre salga más que otro. Pero como votantes ¿Apostaremos más por la democracia o por la partidocracia?